La revolución tipográfica de Moholy-Nagy y la Bauhaus


La segunda década del siglo XX fue la de la revolución tipográfica y del asentamiento del diseño gráfico como actividad profesional. 

Y trajo consigo que las composiciones simétricas tradicionales, propias de una época de lectura pausada y de la relación privada con el libro, fueran sustituidas por nuevos principios: la clara jerarquía de los tamaños de los tipos, la economía de las mayúsculas sobre el fondo limpio y blanco, la energía de los elementos geométricos simples diseñados para atraer la atención del espectador y para guiarlo paso a paso a través del mensaje.



En su obra Tipografía Contemporánea: objetivos, práctica, crítica, Moholy-Nagy, escrito en 1925, reclamaba una nueva práctica tipográfica y presagiaba la sustitución de los soportes tradicionales por grabaciones sonoras e imágenes en movimiento. Opinaba que la tipografía debía elevar su categoría hacia un nivel de poder expresivo y una eficacia comunicativa mayor. Ello implicaba el fomento y el desarrollo tecnológico de los procesos de impresión con el fin de transformar las grises páginas repletas de texto en coloristas narraciones en una secuencia similar a la de los fotogramas cinematográficos. Era sin duda un pensamiento visionario y profético.



Moholy-Nagy, director del curso preliminar de la Bauhaus desde 1923, también se adelantó a su tiempo en su relación con la práctica tipográfica. Defendía que en las composiciones era necesario introducir el elemento de tensión mediante el contraste de los distintos elementos visuales: vacío/lleno, claro/oscuro, multicolor/gris, vertical/horizontal, ortogonal/oblicuo… Asimismo, defendía como algo necesario conseguir una forma de escritura normalizada, sin tener que recurrir a las convencionales combinaciones de letras de caja alta y caja baja, y demandaba unos tipos de letra con las proporciones correctas, sin florituras, buscando sus formas esenciales y desnudas. Y esto fue lo que intentó Herbert Bayer, profesor del nuevo taller de Tipografía de la escuela, entre 1925 y 1927, con su alfabeto Universal, sin distinciones entre mayúsculas y minúsculas, y de una simplicidad geométrica total.

Moholy-Nagy en otro escrito titulado “Pintura, Fotografía, Cine”, editado en 1925, reflexionaba sobre las tecnologías emergentes y su papel en el diseño gráfico y en la comunicación visual del futuro. Así, se refería a latipofoto, a la integración de la imagen fotográfica y la tipografía que se convertiría en un poderoso antídoto para la aburrida naturaleza del texto. 



“¿Qué es tipofoto? –se preguntaba Moholy-Nagy- La tipografía es comunicación compuesta en tipos de letra. La fotografía es la presentación visual de todo aquello que puede ser ópticamente aprehendido. La tipofoto es la más exacta y visual de las representaciones de la comunicación.” (…) “La tipofoto gobierna el nuevo tiempo de la nueva literatura visual.”